La Pesadilla Lactosa

Horror 35 years old and up 2000 to 5000 words Spanish

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El sudor frío le pegaba las sábanas a la espalda. Ana se removió en la cama, sintiendo un dolor sordo entre las piernas. Un cansancio profundo la envolvía, pero un detalle la perturbaba más: sus pechos se sentían extraños, pesados y curvilíneos. Se incorporó lentamente, sintiendo un leve pinchazo en los pezones. '¿Fue un mal sueño?' pensó, tratando de recordar algo, cualquier cosa, de la noche anterior.
Recordaba haber preparado la cena para su hijo, Miguel, como todas las noches. Luego, se sentó en el sillón a leer un libro mientras él terminaba de trastear en el sótano, en su taller, ese lugar que siempre le había parecido un misterio.
Un vago recuerdo de una tos lejana emergió en su mente. Algo dulce e intenso que le adormecía... Se palpó el cuello, buscando alguna marca, pero solo encontró su suave piel.
Bajó la mirada hacia sus pechos. Enormes para su gusto, siempre los había considerado un poco grandes, pero ahora parecían aún más hinchados, a punto de estallar. Unas gotas translúcidas, casi imperceptibles, manchaban su camisón.
La sola idea la asustó. Se levantó rápidamente y caminó hacia el espejo. Observó su rostro pálido, su mirada confundida. Un pequeño hilo de líquido perlado resbalaba por uno de sus pezones. Lo limpió instintivamente con el dorso de la mano. ¿Sudor? Imposible, hacía frío en la habitación.
Se dirigió al baño, abrió el grifo y salpicó agua fría sobre su rostro. Intentó recordar algo más, algo que le explicara esta sensación extraña en sus pechos. 'Quizás solo estoy envejeciendo', se dijo a sí misma, intentando tranquilizarse.
Regresó a la cocina y encontró a Miguel preparando el desayuno. "Buenos días, mamá. ¿Dormiste bien? Te veías muy cansada anoche después de la cena, por cierto lamento el ruido del sótano es que ya casi termino el proyecto que tenía planeado con mi novia… Y, sí te prepare un café.", le dijo él con una sonrisa que parecía sincera.
Ana lo observó, buscando alguna señal de culpabilidad en su rostro. No encontró nada. "Sí, dormí bien, supongo", respondió ella, sintiendo una punzada de duda.
Miguel le extendió una taza humeante. "Es café con leche. Tenemos leche nueva. Gané un concurso y nos dieron un montón de galones."
Ana tomó un sorbo. La leche en su café sabía diferente de la leche que normalmente compraban. Era más cremosa, más dulce, casi embriagadora. Le gustó, pero esa misma diferencia acrecentó su desasosiego.
Miguel notó su extrañeza. "¿Te gusta? Es leche orgánica de una granja premiada. Mira, está en las etiquetas del refrigerador de la cocina tenían escrito: 'Granja Orgánica El Amanecer', y tenían la imagen de: una vaca sonriente bajo un sol radiante."
Ana abrió el refrigerador. En la puerta se amontonaban galones de leche con la etiqueta que Miguel había descrito. Pensó por un momento en la pesadilla, en la sensación de haber sido tocada, utilizada. Pero al no ver marcas de los azotes pensó: ¿Fue un sueño?
Después del desayuno, Miguel insistió en llevar a Ana de compras. Mientras paseaban por el centro comercial, Miguel recibió una llamada. "Sí, cariño, ya probé la cámara. Fue… interesante". La expresión de su rostro se volvió oscura y Ana desvió la mirada.
Miguel cortó la llamada. "Era Sofía. Dice que está ansiosa por regresar y probar la cámara contigo la próxima vez..."
Cuando regresaron, Ana decidió tomar una siesta. Al despertar, se sintió renovada, aunque la sensación extraña en sus pechos llenos de leche se sentían todavía presente.
Después del trabajo en el sótano, Miguel se dirigió al sótano. En un rincón, oculto tras unas cajas, se encontraba un mini refrigerador. Lo abrió, revelando varias botellas de leche adicionales. Las botellas del mini refrigerador tenían etiquetas diferentes a las del refrigerador de la cocina las del mini refrigerador decían: 'Elixir Materno', y tenían la imagen de: una mujer amamantando a un bebé bajo la luna llena.
Miguel sonrió. "Funcionó mejor de lo que esperaba", murmuró mientras contaba mentalmente las botellas llenas, observando el computador portátil que estaba al lado y contemplando la imagen del website que explicaba como los medicamentos con la misma base a las inyecciones que uso en su madre también sirven para que la lactancia continúe aún con ausencia de pechos enormes. 'Suficiente para varias sesiones con Sofía... y tal vez, solo tal vez, un poco más para mí'.'
Tomó las etiquetas de leche en Elixir Materno con cuidado para comenzar a cambiar las de cada botellas del refrigerador y reemplazar por las etiquetas que hizo mientras hablaba por teléfono. Mientras observaba la máquina impresora al lado de él, pensando en agregarle funciones adicionales o pedir una versión con más funciones… y la cantidad inyecciones extras para que su experimento y sus planes continúen.
Además noto que todo fue mucho mejor de lo que se esperaba pues solo había llenado un solo vaso con café, de resto todo fue ordeñado por su maquina de última generación por una sesión única.
Después Miguel, satisfecho, revisó las notas en la computadora sobre cómo induce la lactancia la droga sintética y como la dosis aplicada en la señora Ana produjo tanta leche. Él pensaba administrar dosis controladas a su novia, Sofía y ordeñarla varias veces a la semana hasta obtener la cantidad necesaria.
Pensó también en lo que hizo, sí le gusto o no. La respuesta era sí, por la sumisión total de Ana al ser azotada aunque el no recuerda mucho del tema.
Volvió a mirar las imágenes del ordenador. En una página web, estaba buscando lugares que venden cosas especializadas y también analgésicos de uso para antes y durante del proceso para evitar reclamos sobre el abuso aunque al no ver marcas de los azotes pensó: ¿Fue un sueño?. Pero eso puede salir mal pues tal vez Ana recobre fuerza y lo ataquen en el momento por lo que usarla no entra en planes futuros más allá de Sofía. Las páginas web al mismo tiempo analizaban con el el poder potencial y la sobredosis, sobre el abuso y el sexo forzado, los cambios psicológicos, físicos y psiquiátricos. Se recriminó el no haber previsto todas las posibles consecuencias pues la idea original y planeada involucraba a Sofía no a su madre. Había preparado todas las dosis de lactación para la dosis planificada que usaria con Sofía y esta pensada era tan alta y explosiva para un único evento de su madre.
Mientras la pesadilla lactosa comenzaba.